Secretos de producción:
Encerrado estos días haciendo la mezcla final de la canción que llevará el nombre de:
don loope.
Se procesaron todos los sonidos a través de un
Korg MS-20 y un
Electroharmonix, después se pasó todo a la
Akai MPC 4000 para re-samplear algunas secuencias e incorporar nuevos efectos, de allí de regreso todo al
Cubase SX, canal por canal en
adat, a través de la
Motu 828 MKII.
La mezcla suena bastante "apretada" y esa era la intención, conseguir que los ritmos sonaran bastante definidos y fuertes, como de los de una banda de tambora con anabólicos. Y creo que el resultado se ha logrado-.
Falta agregar la voz en estos días y hacer la mezcla final, final.
El acercamiento musical hacia los sonidos y ritmos regionales, en éste disco ha cambiando bastante. Creo que a la mitad de la gente que le gustó el disco pasado, éste seguro que no les gustará, pero es necesario seguir experimentando y no hacer del
Tijuana Sessions Vol. 2, una continuación del primero, a pesar de lo que el título sugiere. Musicalmente estamos en otro lugar del que estábamos cuando grabamos el
Vol 1 y eso mismo tiene que reflejar éste nuevo disco.
El abandono casi total del sampling en el proceso de grabación, por el de músicos tocando en "tiempo real", nos ha llevado hacia otros lugares, aunque al final de cuentas, no nos aguantemos de cortar, despedazar y filtrar lo que esos músicos tocaron sobre las bases de las canciones. La tentación de hacer ésto y de procesar los sonidos "naturales" es un vicio que nunca podremos abandonar.
En fin, el
Vol 2 será un disco mucho más violento y mucho más "electrónico", en cuanto su sonido, que el primero. Por eso creo que los que gustaron del primer disco por algunas de sus características "orgánicas", no gustarán de éste, pero la música electrónica es la única que entre sus premisas exige la constante evolución, experimentación y búsqueda y nosotros no somos nadie para ir en contra de esos designios.
El rock puede seguir estancado, al igual que el reggae, el ska y el punk, salvo sus gloriosas excepciones, por supuesto, pero la música electrónica no, porque dejaría de ser la escencia de su propia existencia.