martes, abril 10, 2007

estos dias

El viaje a Zacatecas fue una tortura. No se consiguieron a tiempo los boletos Tijuana-Zacatecas via Mexicana de Aviación y tuvimos que volar al D.F. y de allí viajar en autobús rumbo a Zacatecas. Salimos a las 11 pm el jueves de Tijuana, llegamos, por el cambio de hora, a las 4 am al D.F.. Miento ni siquiera fue al D.F. sino a Toluca ya que viajamos por Volaris. De Toluca nos transportaron en el autobus de la aereolínea hasta el D.F.. Allí a las 5 a.m, nos esperaba nuestro autobus el cual nos transportaría a Zacatecas. Pasamos a un hotel (no recuerdo cual) en el D.F. , a recoger a Jorge Verdín (Clorofila) quién había viajado directamente desde Los Angeles y había llegado una hora antes que nosotros. La sorpresa fue que no viajaríamos solos, como lo hemos hecho antes, sino que íbamos a compartir el autobus con los Kinky, ya que ellos tocaban en el mismo concierto. No tengo queja de los Kinky, pero si consideramos que ya íbamos por parte de Nortec, todos los músicos, más el técnico de luces, más los encargados de audio, más la gente del management en México y a eso le agregamos a todo el crew con el que viaja Kinky, pues ya el autobus privado tenía poco de privado. Después de 7 horas llegamos a Zacatecas. Por fin desayunamos-comimos como a las 3 de la tarde. Un sueñito de dos horas y rumbo a la plaza de toros, sede del concierto. Ya para ese momento yo no era yo. Sentía que estaba viendo una película o estaba soñando.
Me dicen que el concierto estubo bien, que había como 1600 personas, pero yo ni me acuerdo. Terminando el concierto me fui a dormir al hotel, como a las 2 a.m. y a las 9 a.m. era la cita en el lobby del hotel para emprender el regreso que finalmente se dio a las 10:30 a.m.. Después de aproximadamente 8 horas (a causa del tráfico), llegamos al aereopuerto de la ciudad de México, tan sólo 20 minutos antes de la salida del vuelo hacia Tijuana. Íbamos con el estrés que te provoca la posibilidad de perder el avión. Afortunadamente eso no pasó y llegamos a las 11 p.m del sábado a Tijuana. Tomamos un taxi en el aereopuerto. El taxista andaba obviamente drogado y manejaba a 140 Km/hr.
En el trayecto que normalmente es de 35 minutos, sin tráfico, entre el aereopuerto y playas, hizo 15.
Yo no dije nada, no podía articular palabra alguna. Sólo bajé la maleta, la arrastré hasta mi departamento, abrí la puerta, me di un baño con agua calientita y cai rendido en mi cama.
12 horas después desperté sintiéndome como si hubiera corrido un maratón.

Puro Glamour!...

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