miércoles, septiembre 29, 2004

comidas largas




Una invitación a comer a las 3 p.m., se transformó en un festín de baco, en un inesperado ditirambo hasta las 3 a.m. Es sorprendente que no esté al borde de la muerte por resaca y que inclusive me haya levantado de buen ánimo. Re-encuentro con viejos amigos y dialógos interminables, inconclusos. Darse cuenta que a pesar de que muchas cosas han cambiado, en verdad casi nada ha cambiado mientras el afecto esté allí. Celebramos la salida de nuevos discos, hablamos de traiciones y pasiones. De recuerdos, confesiones y de olvidos, y de algunas mujeres que nos vuelven locos (metafórica y literalmente).
Fuimos a comer a la Terraza Vallarta olvidando que los martes está cerrado y decidimos comer en Los Arcos (un restorán contiguo), no estaba mal la comida, incluso estaba buena, pero nunca logré sentime como en casa.

El proyecto de escribir un libro sobre la historia de la música electrónica en México acaparó las últimas horas del encuentro, mientras pepe mogt se tomaba directo de la botella, un tequila que me trajeron de jalisco.
En el fondo escuchábamos a Syntoma.


En una guía de información turística gringa me encontré lo siguiente:
La Terraza Vallarta
Take the road parallel to the ocean and walk North. La Terraza Vallarta is the last restaurant on the ocean side just prior to the U.S. border.
Para mi, La Terraza Vallarta es el primer restorán después de la barda fronteriza. El primer restorán del tercer mundo latinoamericano.
Supongo que todo es cuestión de enfoques. Ellos ven al Norte, yo volteo hacia el Sur.


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