algunas cosas
Por acá la calma de un día común se ha disipado. Soy un soldado marchando con los deberes del tiempo y apenas alcanzo a atrapar algunos ocios y nuevas pasiones que me tienen sonriendo de nuevo.
Hace rato mientras manejaba a visitar a mi madre a su casa de Tijuana (sí, tengo madre), cruzando esa maldición vial que le llaman 5 y 10 pensaba en todo lo que significa apostarle tu futuro inmediato a uno o dos discos. Creo que en ésta profesión (o adicción) como en ninguna, el azar es un dictador indomable. Es irónico cómo mis planes inmediatos se pueden venir abajo o pueden cumplirse cabalmente a partir de diez canciones. La única guía que queda real es una cuestión de apreciación meramente personal y subjetiva. Sin embargo, apesar de tanta incertidumbre, creo que ya no sabría vivir mi vida de otra manera. En la mano izquierda cargo una moneda que pronto arrojaré al viento y ya veremos de qué lado cae. Cara o cruz es el destino.
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