lunes, mayo 10, 2004

estos días

Las últimas semanas he pasado mis días intensamente sumergido en la música y con renovadas ganas de hacer cosas nuevas. Nuevas caras han aparecido en mi vida y ahora me pregunto dónde habían estado antes. Me imagino que es cuestión del Destino, aunque mi ateísmo me arrastre a dudar hasta del azar. Nunca imaginé conocer a un cantante de tambora que fuera ferviente admirador de la música electrónica y que en su extenso catálogo de canciones tuviera registrada el nombre de alguna de las mias. Me siento más cercano a todos éstos músicos de tambora con quién comparto ahora un plan de vida y la pasíón por el sonido, que de muchos otros "artistas" que viven su vida preocupados por la beca, el concurso, el curador, las envidias y toda esa basura que rodea a eso que llaman "carrera" y el reconocimiento de los "otros artistas".

El clarinetista que con el que he estado colaborando en la composición de las canciones es un cabrón de 17 años que nada sabe de el mundillo vil de los "artistitas locales" y de sus pataleos mentales, más sin embargo, su vida está tan entregada a la música (la más bella de las bellas artes, según yo) que es conmovedor y admirable. En las sesiones de estudio hemos repetido una grabación de 3 segundos más de cuarenta veces, con tal de que quede exacactamente como la imaginábamos. Nada puedo decir yo que describa la sensación de que 5 notas esten perfectamente en su lugar y con el sonido preciso.
He aprendido tantas cosas de éste cabrón de 17, que me tomaría mucho espacio ennumerarlas, pero sobre todo he aprendido, que la música es una mujer celosa que requiere que estemos con ella las 24 horas del día. Así de egoísta, pero así de fascinante es. Si no la estas componiendo, tienes que estar escuchándola o si no, mínimo, hablando de ella (hablando con ella).

Algunos se toman muy en serio su papel de artistas de alto compromiso social y denuncia y me parece muy bien, cada quién le apuesta en la vida a lo que quiere. A mi cada vez me importa menos el mundo exterior. Me declaro un desencantado.
A mi que me dejen hacer música y que no me den nada gratis. Yo sólo quiero que me dejen hacer canciones. Eso!

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