lunes, septiembre 06, 2004

Haciendas

Casi nunca voy a bodas. Por lo regular son eventos aburridos y formales a los cuales, en la medida de los posible, me abstengo de participar. El sábado se casó una buena amiga y fui. Hacienda Santa Verónica fue el lugar elegido y el hecho de ser al aire libre y de vestimenta semi-formal (sin sacos, ni corbatas) hizo que fuera una noche relajada de jazz, electrónica y música cubana. Buena comida, buena bebida y buena música. Había dos áreas, una dónde fue la recepción y la cena y otra área que se abrió a partir de la 2 am, en dónde se montó un buen sistema de sonido y tocaron música electrónica bailable hasta las 9 am. Lo mejor de ésta segunda área, fue que estaba sobre un cerro en medio de la nada y con el cielo estrellado como testigo.
Ayer domingo, me la pasé tomando cerveza alrededor de la alberca y esuchando música electrónica downtempo en un pool party que duró todo el día.
Hoy estoy de vuelta en casa y con algunos pendientes musicales. Mis amigos recién casados, preparan maletas rumbo a Tailandia.

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