Drop Out
Quiero vivir una vida sin aspavientos taquicárdicos y sin embargo, quiero beber vino tinto y comer carne hasta el último día de mi existencia. Quiero una mujer hermosa a mi lado que me haga el amor cada vez que yo lo quiera (egoísmo puro) y escuchar alguna novedad discográfica que me sorprenda. También quiero pasar mis tardes leyendo libros que hablen de vidas que no viví y de circunstancias que nunca me pasaron. Pero sobre todo, quiero silencio y soledad. El silencio es música y muchas veces, la música que más quiero y la que más necesito
Quiero cargar mi vida en mi cartera (visa y mastercard incluída) y mi destino en la bolsa izquierda del pantalón.
Deseo una mujer que no sea como un niño que necesita toda la atención todo el tiempo. Eso es algo que no le puedo ofrecer a nadie, ni siquiera a mí mismo. Por eso presto atención a otras ideas, por eso salgo a los encuentros callejeros, a las cantinas, simplemente para no hacerme caso. Para dejar de platicar conmigo.
Quiero reirme de todos, pero antes de mí mismo. Quiero volver a tener una pelea en alguna cantina y romperle una botella de cerveza en la cabeza a algún inoportuno, por lo menos una vez más en mi vida. Quiero vivir tranquilo, pero quiero ser intolerante 10 minutos cada noche. Quiero tener un par de hijas que se llamen Justine y Gricel, como en la novela y el tango. Porque eso ha sido mi vida -pero un poco más feliz, debo aceptarlo-.
Quiero conversar las mas triviales estupideces con gentre brillante y reirnos como un idiotas, pero con los tontos, no quiero platicar, ni siquiera de tonterías.
Quiero apostar la vida por una canción y no hacer nada, cuando pueda cambiar grandes cosas.
Quiero fluir, resplandecer e iluminarme con una cerveza Tijuana oscura en la mano derecha, una bella canción en los oidos y un (a) cómplice de batallas frente a mí...
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