Hoy amanecí con una moderada resaca y con la promesa de volver a beber.
Dentro de los consumos legal y moralmente permitidos, sólo alcohol nos revela nuestra identidad rezagada, nos convierte en un desliz de arrebatos que a veces nos sorprenden abochornados y por los cuales prometemos no volver a beber, sólo para aumentar la dosis al siguiente día.
Así es el alcohol, un tirano inefable que se burla de nosotros. Evohé! Qué viva el alcohol!
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