lunes, diciembre 22, 2003

música para mis oidos

A diferencia de lo que escribe Bruno en su blog, yo no puedo, ni podré nunca dejar de comprar discos. Es un vicio arraigado en mi desde los seis años.
Tengo una colección de más de 5000 canciones que he bajado al disco duro de mi computadora, via Soulseek y Kazaa, pero eso nunca sustituirá mi gusto por tener un CD o un vinilo entre mis manos. Sobre todo, un disco de vinilo. El cual es magestuoso en su tamaño, su hechura y su arte y que como todo lo que se ama en la vida, requiere de cuidados especiales para su conservación.
Así son los vinos y las mujeres también.

Quizá mi vicio tenga que ver con una especie de fetichismo o de purismo megalómano, pero los MP3´s (una maravilla tecnológica sin duda) tienen una calidad de sonido deficiente, por eso todo lo que bajo del internet, lo considero como una versión "demo" de lo que puede ser. Si me agrada lo que esucho en MP3, en cuanto tengo la oportunidad, lo compro.
Sin embargo, en éstos tiempos, como dice el neurótico clorofilo, Jorge Verdín: el download es cultura.

PS: por cierto, ayer compré un disco de Shiley Bassey, a la cual conocía por sus canciones para las películas de James Bond (Goldfinger, Diamonds are forever) y por su excelente trabajo con ese grupo electrónico llamado: Propellerheads. En verdad me sorprendió la voz y las excelentes canciones de la Diva de Gales quién debutó en 1953 en el Gran Theater en Luton y ha ganado 20 discos de platino y 50 discos de oro desde esos días. Lo que no siempre significa calidad, pero sí en este caso. Su música está emparentada con ese estilo musical que tan bien logró perfeccionar el genio de Michel Legrand, ese de finas y dulces cancioncillas de amor confesional.

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