Noches de cabaret.
Por cierto, hace 10 minutos a media cuadra de mi departamento, unos niños bien, acaban de echar andar, en el patio de su casa, un sistema de sonido (luces robóticas incluídas), que hubiera sido la envidia del don loope.
Estan tocando puros tracks de música electrónica de esa que ni con 3 tachas considerarías que es medianamente escuchable. Me siento como si me hubieran traído la avenida Revolución a mi casa.
Subiré el volumen de mi cd player a ver si Matthew Herbert me salva. Sino, me llevaré mi laptop y los convenceré de escuchar mi nueva canción allí. Quiero saber cómo se oye la desgraciada con 10 000 watts de potencia.
<< Home