miércoles, marzo 14, 2007

estas idas y vueltas

Hace unos dias estuve en Ciudad de México. Disfruto mucho estar en Ciudad de México. Ciudad de amigos a los que estimo. Ciudad de sorpresas. El concierto tuvo algunas dificultades técnicas y algunos olvidos, pero salió adelante. Hay veces en que uno se queja de más o sale uno inconforme y ese fue uno de esos días. Aunque afortunadamente el público, la mayor parte del tiempo, no percibe esas angustias y desencantos. De todos modos vamos pronto de regreso a la gran ciudad a dar un mucho mejor concierto -eso espero-.

Sigue un concierto en Querétaro el fin de semana, una escala técnica en Ciudad de México y de allí a la Cumbre Tajín, ese hermoso lugar de extravaganza en que se convierte Papantla, Veracruz, en dias de festival.

Además del concierto, sesiones fotográficas, entrevistas radiofónicas, videoentrevistas y entregas de premios, El Destino que nunca es casual, me hizo encontrarme, en el Mestizo Lounge -que ni es mestizo , ni es lounge- con ese pirado personaje de nombre Rubén Bonet, el cual exponía su obra ese día, en esta última vuelta al D.F. La pasamos bien con sus locuras que siempre son exageradas y divertidas. Fui al Salón Corona como siempre y pedí dos tacos de salpicón, como siempre y vi a los Rosco, excelentes músicos y mejores amigos; los cuales me contaron que masterizarán su disco en el mismo lugar que nosotros masterizaremos el nuestro y más o menos por las mismas fechas, así que ojalá y la próxima vez que nos veamos sea en The Exchange en Londres. Gaby Rodríguez la afamada diseñadora mexicana me llevó a comer a El 10, una rica fonda argentina con fotografías de Piazzolla en las paredes y precios exageradamente baratos para tan rico menú. Si pudiera comprarme un choripán y una Quilmes por 55 pesos acá en Tijuana, sería yo muy feliz y también echaría mucha panza, pero esa es otra historia. YTambién me llevó a comprar libros. Vi a Paty Arévalo -compañera obligada de paseos-, a su amiga alemana que no recuerdo nombre, a El Pollo y al Casierra en el Covadonga, esa cantina sin rocola que ha cobrado tanta fama últimamente en el D.F.; andaban acompañados de un fotógrafo, al parecer buen fotógrafo por lo que comentaron, el cual recién regresaba de Alemania. La pasé bien en Ciudad de México. Aunque no pude ver a todos los que quería ver. La Cardona me habló y quedamos de vernos, pero eso ya no ocurrió. Pensé en llamar al Poeta Mario Bojóquez, pero no encontré su teléfono y también pensé en pasar a visitar a Jorge Reyes, pero los tiempos ya no me dieron. Eso siempre me pasa en la Ciudad de México, el tiempo nunca alcanza. Pero la felicidad sobrante, compensa...

ps: la gente de Radio Ibero se portó a toda madre con nosotros y las chicas Ibero también.

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