dias de vuelta
Veo que el tema de las marchas ha invadido los blogs. Yo sólo tengo que decir que me parece muy bien que marche el que así lo quiera y el que no también. Cada quién tiene derecho a ser tan participativo, tan conciente o tan apático como así lo desee.
Respeto a todos los que creen que marchando se resuelve algo o que es el principio de la solución.
Si a mi me hubieran secuestrado o matado a mi hermano o a un amigo cercano, también estaría pidiendo la pena de muerte para esos hijos de puta y hasta me ofrecía para aplicarla personalmente. Sólo se puede ser sensato y progresista cuando el dolor y la ofensa no tocan a nuestra puerta o a nuestros corazones.
Las marchas, aunque yo no marcho, son un reclamo válido y una especie de úitimo recurso antes de la insurgencia -cerca de la revolución, el pueblo pide sangre, cantaba Charlie-. Si nuestros políticos no lo ven así, allá ellos. Creo que sin el paranóico y mediático de López Obrador y su equipo de ratas cercanas (Bejarano, Ponce, Imaz, Nico, etc) mis chilangos amigos tendrían un mejor lugar dónde vivir. También creo que, sin un inepto ingenuo como Fox y su gabinetazo ineficaz, el resto del país estaría un poco menos peor.
Leí blogs en dónde se criticaba el hecho de que algunos "intelectuales" y/o "artistas" protestaran marchando en contra, entre otras cosas, del narcotráfico, cuando conocemos de sobra sus adicciones. Se les tachó de hipócritas.
Sin embargo, creo que ese dardo está mal dirigido. Una cosa es estar en contra de la violencia, la inseguridad, la impunidad y la muerte de inocentes que genera el narcotráfico, y otra cosa es estar en contra del consumo de drogas. Cada quién debería tener el derecho a elegir si consume o no drogas, como lo tenemos, con ciertas restricciones, con el alcohol.
Soy de los que opina, sin ser un consumidor habitual de drogas ilegales (mis adicciones más severas se encuentran contenidas en el cuerpo de una mujer), que se debería de legalizar el consumo discrecional de drogas para acabar con todo lo que las rodean. Entre ello: los narcos, la corrupción, las matanzas, la moralina y la hipocresía sin límite de la sociedad en su conjunto.
Lo mejor de la marcha en el Distrito Federal, fue esa manta que decía:
"Que nos gobiernen la putas. Sus hijos no han sabido hacerlo".
El ingenio mexicano no tiene fin.
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