viernes, agosto 15, 2003

Cosas de las que ya no quiero hablar (pero me obligan)

Ayer veía un programa por televisión con los coordinadores de las futuras bancadas de los tres principales partidos políticos en México.
Los tres discutían sobre temas económicos y las respectivas posturas que asumirán sus partidos al respecto en la futura legislatura (esa que nos costó mil millones de dólares elegir y dónde el abstencionismo rompió récord).
Me dió terror y tristeza constatar que ninguno de los tres monigotes sabe de Economía más que mi vecino que sospecho es narco; pero eso sí, los tres zonzos opinanban sobre las futuras reformas económicas con un lenguaje de abogadete sabelotodo, de esos que hablan como gritando en el Nivana, con vocabulario exaltado y sentido que no es sino retórica politiquera de campaña electoral.

En sus discursos, no supieron distinguir, por ejemplo, entre crecimiento económico y desarrollo económico (para ellos son sinónimos), tampoco saben distinguir entre reforma hacendaria y reforma fiscal. No tienen idea de las diferencias entre privatización y apertura a la inversión (extranjera o nacional, directa o inderecta). No supieron siquiera dar ejemplos de cómo funcionan las tasas de impuestos progresivas en la actual miscelánea fiscal, que, por cierto, ellos proponen modificar. Pero cómo van a modificar lo que no entienden?.

Estaba en mi sillón negro tomando una coca cola, escuchándolos entre incrédulo y preocupado, perdiendo a cada instante la esperanza de que las cosas cambien en México mientras yo siga respirando. Y se supone que éstos tres son viejos lobos de la política en México, ya me imagino si hubieran incluído en el alto debate al boxeador-hijodepapi coordinador de los niños verdes (Kawaghi) al programa. Todo se hubiera convertido en Disneylandia o un lugar más fantástico y fantasioso todavía.
Si éstos mequetrefes son los que tomarán tan delicadas decisiones para el futuro económico del País. Yo siendo ateo convencido hasta mis entrañanas, sólo me resta decir: que Dios nos bendiga y nos tenga en su gloria!.

PS: y como decía el Monsi, "para documentar nuestro optimismo": hoy vi al secretario de Economía dirigiéndose al Pueblo de México (como si estuviera hablándole a sus amigos empresarios que viven en el fraccionamiento Garza-García de Monterrey), que si perdíamos nuestro empleo, que no lo viéramos como algo que nos debería dar pena (claro que no estúpido, nos da terror) que eso pasa hasta en las mejores familias (así dijo el iluso) y que lo viéramos como una nueva oportunidad que la vida nos da para progresar. Citando a mi amigo Jorge Verdín: "háganme ustedes el rechingado favor!" Y como dice el corrido de Lamberto Quintero: "...quisiera que fuera cuento, pero señores, es cierto"

A ver si me van corriendo a ese babosete cejón de la secretaría de Economía, sólo espero que no le vaya a dar pena al guey.
Ahora sí, ando encabronado!!!!!!!!!!!!!!!

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