Hoy
Hoy sólo quiero construir canciones hasta que mis oidos ya no distingan lo que se oye bien y lo que se oye mal. Quiero escuchar duros golpes de tarolas, acordeones, clarinetes y los bombos de la tambora. Quiero hacer una canción agresiva y violenta de esas que suenan tan desgarradoras como para desollar todos los cuerpos. Después, quiero pasear un rato por las calles y hablar de música con algún desconocido.
Cuando digo que casi no salgo, algunos me dicen: "pero si casi todos los fines de semana sales de viaje a tocar". Y pienso en aquel viejo tango, pero si yo nunca me voy... En verdad creo que cada vez que salgo, estoy regresando.
Abandonar la ciudad tres días cada fin de semana es no dejarla nunca. No se si algún día pueda abandonarla por años o por siempre, hasta ahora sólo la he abandonado por semanas e invariablemente he sentido la emoción y la reconciliación del regreso, como quién dejó "un pedazo de vida" y lo recupera. Así ha sido siempre. Siempre un "eterno retorno".
La tentación más tentadora (sic) ha sido Lisboa y quizá en un par de años, agarre mi laptop, mis sintetizadores, mis cajas de ritmos, mis discos, un poco de ropa, los ahorros y desafiando la nostalgia -o la compleja saudade- me instale a componer canciones a la orilla de Tajo, pensando en Camoens , en Pessoa escuchando un poco de Fado y la hermosa música de la lisboeta disquera independiente que llaman Nylon.
Como el viejo bolero: quizá, quizá quizá...
PS: si acaso me muero por allá, por favor "que digan que estoy dormido y que me traigan aquí"
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