Ocio
Me hace falta aire, sol, calle, y hasta conversaciones. Me la he pasado encerrado en casa haciendo pocas cosas y pensando en muchas. El ocio es la despreocupación de pensar que el tiempo pasa y divagar hasta dónde tu imaginación te deje. No he salido en días, he pedido mi comida y mis periódicos por teléfono y he visto demasiada televisión. Regularmente veo un par de horas la televisión antes de dormir, pero ahora tengo días y noches sin apagarla. Creo que necesito un Prozac o una mujer seductora que me lleve a la playa y me haga reir a carcajadas. Ni siquiera he bebido cerveza y tampoco he escuchado música, dos de mis confesadas adicciones. Ni pensar en trabajar un poco en mis ruidos. Algo anda mal. Nada de pláticas para armar y desarmar el mundo, si acaso un par de emails violentos y alguno que otro que me han dado un poco de alegría.
Veo que la gente es muy suceptible y que quizá yo sea como ellos. Veo que hay gente muy chismosa y estoy seguro que no soy como ellos.
No he contestado decenas de emails pendientes, ni tampoco he firmado contratos de algunas presentaciones futuras y para colmo, tengo días posponiendo cruzar a Estados Unidos por un sintetizador y un convertidor CV-Midi que ya deben de estar en el correo. La fila para cruzar la frontera es insoportable desde hace meses y temo convertime en un asesino a causa de la deseperación.
Hoy pedí mi camiseta del Che-pillín por internet, sólo para molestar a todos esos que se confiesan de "izquierda", pero que viven en un país democrático donde pueden expresar libremente sus ideas, visten Levis y sueñan con viajar a Nueva York y sentarse a leer un libro en el Starboucks(así se escribe?) de Time Square.
Me duele la cabeza de tanto estar viendo el techo desde mi cama y me siento cansado de estar cansado. Leer el blog de la nanaX me resulta divertido y terapéutico, todos los demás me han aburrido, excepto uno nuevo que descubrí, pero que por lo pronto me lo guardo egoístamente. Aunque no son los blogs los contaminados de fastidio, soy yo. Alguién me contagió el virus del ocio y el desencanto y ahora soy el desmesurado que ésto escribe.
Prometí hablar por teléfono a varias personas para vernos éstos días que estoy en Tijuana y sólo se me ocurrió, apagar el celular. En los 80´s un rockero argentino cantaba algo sobre tirar un cable a tierra y creo que es lo que me hace falta para que la energía de vivir no se me disipe con el alba...
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